Aunque en mi post pasado, me quejaba del robo del otoño, la verdad es que estos días las calles están de lo más bonitas con los árboles de hoja caduca luciendo todos los colores que os podáis imaginar dentro del espectro otoñal.
[Si la ciudad está así, imaginad cómo están los bosques]
Hace dos sábados un grupo de valientes exploradores se reunieron a las puertas del campamento base que Outdoor Education tiene instalado en el campus principal de Georgetown. Supuestamente estos intrépidos aventureros se adentrarían en las montañas de Maryland y pasarían la noche en lo más profundo de la naturaleza para, a la mañana siguiente, disfrutar de un revitalizador paseo por el bosque, almuerzo al más puro estilo supervivientes para regresar finalmente sanos y salvos a Washington el domingo por la tarde.
La verdad es que nos esperábamos una cabaña típica de las películas (de miedo) que tanto juego dan a los asesinos en serie. Imaginároslo, 12 jóvenes universitarios aprovechan un fin de semana para desconectar en el bosque cuando al caer la noche aparece Jack el destripador y buh! Pero nada de eso… nuestra “cabaña” en cuestión resulto ser una preciosa casita ciertamente alejada de la ciudad pero en una bien comunicada zona residencial. Eso sí, la casa de enfrente tenía toda la pinta de estar embrujada.
La verdad es que nos esperábamos una cabaña típica de las películas (de miedo) que tanto juego dan a los asesinos en serie. Imaginároslo, 12 jóvenes universitarios aprovechan un fin de semana para desconectar en el bosque cuando al caer la noche aparece Jack el destripador y buh! Pero nada de eso… nuestra “cabaña” en cuestión resulto ser una preciosa casita ciertamente alejada de la ciudad pero en una bien comunicada zona residencial. Eso sí, la casa de enfrente tenía toda la pinta de estar embrujada.
[Sí, con todo el ”encanto” del mundo pero menos mal que esta no era nuestra cabaña]
Es cierto que el no estar incomunicados en medio de la nada nos desilusionó un poco, pero la velada fue de lo más agradable con Marshmallows asados a fuego lento y todo. Y el paseo (de unos 6 kilómetros) el domingo a mediodía, no tuvo desperdicio. La gente dice que el otoño es una estación “triste” por eso de que las hojas se caen y todo parece muerto, pero a mí me parece que en otoño es cuando la naturaleza muestra su mejor cara y el bosque se llena de colores que a veces sólo imaginamos ver en la paleta de un pintor.
[Azul, dorado, rojo, amarillo, verde y marrón… ¿alguien da más?]
-Stay toon for more-