miércoles, 24 de noviembre de 2010

Catoctin Mountain Park

Aunque en mi post pasado, me quejaba del robo del otoño, la verdad es que estos días las calles están de lo más bonitas con los árboles de hoja caduca luciendo todos los colores que os podáis imaginar dentro del espectro otoñal.

[Si la ciudad está así, imaginad cómo están los bosques]

Hace dos sábados un grupo de valientes exploradores se reunieron a las puertas del campamento base que Outdoor Education tiene instalado en el campus principal de Georgetown. Supuestamente estos intrépidos aventureros se adentrarían en las montañas de Maryland y pasarían la noche en lo más profundo de la naturaleza para, a la mañana siguiente, disfrutar de un revitalizador paseo por el bosque, almuerzo al más puro estilo supervivientes para regresar finalmente sanos y salvos a Washington el domingo por la tarde.

La verdad es que nos esperábamos una cabaña típica de las películas (de miedo) que tanto juego dan a los asesinos en serie. Imaginároslo, 12 jóvenes universitarios aprovechan un fin de semana para desconectar en el bosque cuando al caer la noche aparece Jack el destripador y buh! Pero nada de eso… nuestra “cabaña” en cuestión resulto ser una preciosa casita ciertamente alejada de la ciudad pero en una bien comunicada zona residencial. Eso sí, la casa de enfrente tenía toda la pinta de estar embrujada.

[Sí, con todo el ”encanto” del mundo pero menos mal que esta no era nuestra cabaña]

Es cierto que el no estar incomunicados en medio de la nada nos desilusionó un poco, pero la velada fue de lo más agradable con Marshmallows asados a fuego lento y todo. Y el paseo (de unos 6 kilómetros) el domingo a mediodía, no tuvo desperdicio. La gente dice que el otoño es una estación “triste” por eso de que las hojas se caen y todo parece muerto, pero a mí me parece que en otoño es cuando la naturaleza muestra su mejor cara y el bosque se llena de colores que a veces sólo imaginamos ver en la paleta de un pintor.

[Azul, dorado, rojo, amarillo, verde y marrón… ¿alguien da más?]

-Stay toon for more-

lunes, 8 de noviembre de 2010

Halloweek of Halloween

Me resulta curioso que siendo la “noche de brujas” una de las fiestas que más beneficios genera en Estados Unidos, el 1 de noviembre no sea festivo. Igual, también hay un factor económico detrás de todo ello, porque muertos hay en todas las partes sin importar la cultura o la religión... Pero bueno, Con o sin celebración del día de los muertos, la noche previa sigue siendo toda una fiesta llena de dulces y disfraces variados.

Sin embargo, antes de contaros sobre el 31 de octubre,  tengo que hablaros sobre el Rally to Restore Sanity del sábado 30. Aunque el motivo de la manifestación pedía restaurar la cordura en Estados Unidos, sobre todo con las elecciones del 2 de noviembre a la vuelta de la esquina, lo que se vivió en la explanada del National Mall fue una verdadera locura. Tanto, que ya tiene hasta su propia entrada en la Wikipedia. Y según esta sabia ciber-pedia, al rally acudieron 215.000 personas. Lógicamente, con tanto bicho suelto por la calle y Halloween en el ambiente se podía ver de todo. Desde a un Jesucristo subido a una farola hasta a una pareja disfrazada de bolsas de té (haciendo referencia al Tea Party). Por supuesto los carteles reivindicativos también eran de lo más variados. Desde consignas claramente políticas hasta pancartas llenas de humor. Por mi parte, lleve mi bandera Española de paseo y fueron varios los que recordaron el mundial a su paso, lo cual me subió bastante la moral entre tanto yankie descontento con el sistema.

[En un día de cuerda demencia, Europa reconquista los US]

El domingo por la mañana, se celebró la trigésimo quinta edición del Marine Corps Marathon en el que participó el tío Rafael. Cierto es que no terminó entre los 500 primeros pero de los 35.000 participantes, su marca de 5 horas y 51 minutos lo colocaron en la posición 12.031 (entre los hombre) y 19.371 de la clasificación general.

[Cualquiera que termine una carrera de 42km, se merece una medalla]

Por la noche, ya metidos en el espíritu de los espíritus, nos dirigimos al campus, a Gaston Hall, para participar en una de las tradiciones más terroríficas de Georgetown: Ver el exorcista. Para los que aún se hayan resistido a la película, como nota informativa, aclarar que una gran parte de la cinta se rodó no sólo en la universidad sino en su barrio. Puede que parezca una tontería, pero eso de ver sitios conocidos en la gran pantalla le hace ilusión a mucha gente y nada como una dosis de aplausos y vítores para romper con la tensión típica de las películas de terror.

Como dato gracioso de la noche, contaros que gané un concurso de disfraces ($75 dólares a gastar en la tienda de la uni) y no os creáis porque mi disfraz fue de lo más elaborado. Si estuviera en Madrid, se podría haber dado el caso, pero este año alejada de mi máquina de coser, la fortuna quiso que fuera de las pocas (por no decir) de las únicas que se acercó a ver la peli disfrazada y ganara sin mucha dificultad un no tan reñido concurso. Jajaja.

Después de la película, por no romper con las tradiciones de la cuidad, dimos un paseo por M Street donde vimos disfraces de todos los estilos y también, nos dejamos ver. Este año no hubo grandes fiestas hasta altas horas, ni atracones de azúcar (de hecho, por mi casa ningún niño pasó a pedir caramelos) pero tanto las decoraciones de varios portales como el ambiente de la calle hizo que la celebración se viviera de todos modos.

 [Brujas y calabazas, hasta el año que viene]

-Stay toon for more-