jueves, 24 de marzo de 2011

March Weekend Madness


El fin de semana pasado fue de lo más completo. Ya no solo por contenido sino por “duración” ya que desde el jueves la gente tenía la cabeza más en divertirse y salir que en terminar con dignidad la semana laboral.

El jueves el verde inundo las calles y todos nos sentimos un poco más irlandeses que de costumbre. Era San Patricio y había que celebrar. Supongo que es parte de las diferencias culturales y mientras a este lado del charco todo el mundo se siente más o menos identificado con los tréboles, los pelirrojos y la cerveza negra (o verde), en España el 17 de marzo pasa sin pena ni gloria, bueno miento, los bares sí que saben sacarle juego pero por lo demás, un día como cualquier otro.

Admito que para mí este donde este y tenga los años que tenga… El día de San Patricio no deja de ser un día emocionante más que nada porque lo celebramos desde pequeños pero es lo que tiene ir a un cole que se llame como el santo patrón irlandés. De todas formas, aquí el día de San Paddy’s (que es la forma cariñosa de llamarlo) forma parte del sentimiento popular. En varias ciudades tienen un desfile en su honor y en otras como por ejemplo Chicago, tiñen el rio de verde esmeralda.  Por supuesto, no son los bares los únicos que hacen promociones especiales y pastelerías, restaurantes e incluso heladerías ofrecen a sus clientes algo más o menos relacionado con Irlanda o en su defecto de color verde. La verdad es que el día de San Patricio, siempre se asocia con cualquier cosa irlandesa, el verde, dorado los tréboles y la suerte. Pero el verdadero motivo de la fiesta es la renovación del espíritu y supuestamente a pensar (y rezar) por los misioneros del mundo. La leyenda dice que San Patricio expulso las serpientes de Irlanda, lógicamente hoy en día no hay ningún reptil de ese tipo, pero tengo mis serias dudas de que hubiera serpientes en la isla antes de la llegada del señor Patrick. Se supone que lo de las serpientes es más bien una metáfora de cómo nuestro Santo favorito termino con los ritos paganos convirtiendo a druidas y príncipes al catolicismo.

En definitiva, por un motivo u otro, el día de San Patricio es un día de alegría y celebración y nosotros no íbamos a ser menos. El jueves lo dejamos a la libre elección de cada uno pero para el viernes, organizamos una fiesta de máscaras (verdes por supuesto). La verdad es que fue bastante divertido. Nada que ver con la fiesta del año pasado en mi casa, pero desde luego digno de mención. GiGSO, que es la organización de estudiantes internacionales de la uni y de la cual formo parte como Vicepresidenta, se encargó de comprar las máscaras y collares de cuentas. Aunque teníamos cálculos aproximados de la gente que vendría a la fiesta, se nos fue un poco la mano con el tema collares y terminamos regalándolos a todas las personas que había en el bar. En España sería una buena forma de hacer nuevos amigos o al menos, entablar conversación. Pero por aquí lo de regalar collares en días especiales es tan común que el dialogo no pasa del “hola-toma-gracias-adiós”

[Happy Green Day!]

El sábado hubiera sido un día como cualquier otro si al universo no le hubiera dado por regalarnos una espectacular luna llena. El plan de la tarde/noche por supuesto fue ir a contemplar la salida del astro lunar y en la medida de lo posible, conseguir una buena foto. Digo en la medida de los posible, porque si tu cámara no tiene un objetivo de cientos de euros y es más bien de las de bolsillo, pues toca conformarse con congelar en la memoria una imagen que te recuerde que las pequeñas cosas del mundo son lo que lo hacen maravilloso.

[La calidad no es para una exposición
pero al menos, os hacéis una idea.]

Y sin casi darnos cuenta entre máscaras, tréboles y lunas llego el domingo y esta semana no fue un domingo cualquiera. Estábamos convocados a las nueve de la mañana en plaza de la libertad para correr cinco kilómetros para dar notoriedad al cáncer de colon. Cualquiera que me conozca, sabe que el deporte y yo nos llevamos lo justo. Pero cinco kilómetros no es mucho y si es por una buena causa sueles olvidarte de ese tipo de cosas. Con este tipo de carreras lo importante es participar y si a la mitad del recorrido decides que no puedes correr más, siempre se puede optar por terminar caminado. Por si acaso, me pase toda la semana entrenando. En realidad solo intente correr los cinco kilómetros el primer día y después decidí que haría toda la carrera a paso rápido. Pero después, cuando está enfrente de la salida, rodeada de gente, con tu equipo y escuchando música muy motivadora, pues como que cambias de idea aunque siempre dentro de unos límites. Solo os diré que la experiencia fue genial y que si hubiera carreras todas las semanas me apuntaba. Por supuesto carreras que no superen los cinco kilómetros, que este sábado hay un maratón y hay más de uno convencido de que me va a dar la vena suicida. Jajaja

[El equipo: International GU Hoyas]

-Stay toon for more-

domingo, 13 de marzo de 2011

Recapitulemos…

Hace mucho que no  os cuento ninguna aventura. Como siempre que desaparezco es porque he estado haciendo mil cosas y para cuando me doy cuenta, llevo demasiado tiempo sin escribir y ya no vale la pena. De todas maneras, aunque muchas de las cosas que he vivido o celebrado en estos últimos meses ya las conté el año pasado, no deja de haber cambios y novedades. Así que toca hacer una pausa y desempolvar la memoria para poner al día a este cuaderno de bitácora virtual y recapitular.

Parece increíble que hace ya 14 meses que estoy en Washington. El tiempo pasa volando y a veces no nos damos cuenta. La última vez que escribí fue con motivo de mis nuevas botas de lluvia. Que por suerte con el clima tan “primaveral” que hemos tenido en Washington he podido estrenarlas y usarlas en varias ocasiones. Pero la última vez que escribí, se me olvido contaros sobre la fiesta fluorescente que tuvimos a finales de enero. La fiesta en sí, como cualquier otra que se celebre en una discoteca: música alta, bailes con los amigos y poca luz. Pero esta no era en una discoteca, sino en una de las salas más bonitas que tiene el campus principal, con el suelo de madera y las paredes con escudos.  Además, como el nombre de la fiesta indica, había luces fluorescentes y si llevabas los colores adecuados, los efectos ópticos eran por lo menos interesantes. 

[Sí, si lo piensas bien parecemos Avatares recién salidos de Pandora.]

En febrero del 2010, ya os hablé del Año Nuevo Chino. Esta vez no fui a ningún desfile en Chinatown, pero sí que lo celebré y por partida doble. Tanto la Asociación China de George Washington como la de Georgetown tuvieron festivales con bailes, actuaciones de Kung Fu, danza del León (que no dragón como nosotros creemos) y mucha comida.
 
[El farolillo rojo no puede faltar]

A principios de febrero también empecé a trabajar en las oficinas de mi cliente para el proyecto de fin de master WWF. No sólo me encanta la organización y su trabajo sino que los compañeros y el ambiente es excelente. Y además, aunque a efectos de recursos humanos sólo soy una becaria, tengo los mismos privilegios (o incluso más) que cualquier empleado fijo. Mi jornada “empieza” a las 8am cuando cruzo el vestíbulo y en vez de girar a la derecha donde está ubicado el departamento de comunicación, giro a la izquierda y entro al gimnasio. Eso de tenerlo en la oficia no sólo es tremendamente cómodo sino que neutraliza cualquier excusa o pereza. Si ya estás ahí, ¡aprovecha!
 
Después de San Valentín y a modo de aniversario, aprovechando el lunes festivo de Presidents Day, me escapé a Berlín. Tan sólo tres días, pero llegar por sorpresa a la oficina de tu novio un viernes por la mañana y ver su cara de asombro y alegría… no tiene precio. Además del factor romántico, tuve la suerte de ir durante la Berlinale (Festival de Cine) así que el fin de semana estuvo súper completo.
 
[El oso, Clément, Berlín y yo]

A la vuelta de la capital germana las niñas del master conseguimos reunirnos. Que un grupo de amigas se junten, no debería de ser algo complicado, lo sé. Pero con este grupo de chicas hemos desafiado cualquier lógica y la organización de tantas agendas se ha convertido en una misión titánica. Afortunadamente, un partido de baloncesto siempre es un buen motivo y si encima es un partido de la universidad, ya no hay excusa. Casualmente Georgetown contra Cincinnati. El mismo partido que fui a ver por las mismas fechas hace un año. Aunque esta vez fue un miércoles noche y vimos el partido desde el cuarto piso más o menos. Aunque las entradas nos costaron lo mismo que a cualquier alumno, hubiera pagado con gusto el doble por haber podido verlo desde la “zona estudiantil” como lo hice el año pasado. El ambiente, los gritos y como se vive cada minuto no tiene nada que ver.

[Hoya Saxa!]

Como a finales de Marzo me voy diez días a México, este año por Spring Break me he quedado en la ciudad. Debo de confesar que aunque Miami fue genial, no lo he echado demasiado de menos. Insisto, en Washington, si quieres, hay mucho que hacer.  Además, Spring Break en Georgetown siempre coincide con carnaval y Clarendon que es el barrio donde queda mi campus, celebra todos los años Mardi Gras con un desfile que por supuesto, no me perdí.

[No. No estamos en NOLA, esto es NoVA]

El Mardi Gras se celebra sobre todo en Nueva Orleans, de hecho es bastante famoso y uno de los principales atractivos turísticos pero no el único. El primer desfile de Mardi Gras se celebró en 1875 y ya sabéis como les gusta a los yankies eso de los desfiles. Lo tienen para todo.  En San Patricio, hay desfile. El 4 de Julio, hay desfile. En Memorial Day, también se desfila y en Acción de Gracias, el de Nueva York es famoso. En navidad… no sé, pero seguro que también hacen algo.
 
Como aclaración explicar que el Mardi Gras y el carnaval no son lo mismo. Carnaval es un periodo, mientras que el Mardi Gras es un solo día concretamente el martes previo al miércoles de ceniza que como sabéis, cierra la época de festejos y celebraciones y da paso a la cuaresma.

 [Baile, música, máscaras, plumas y colares de cuentas.
Sobre todo collares.]

Los colores “oficiales” son el verde, morado y dorado. Se eligieron en 1892 y el morado viene a representar la justicia, el verde la esperanza y el dorado el poder. Aunque no lo hace todo el mundo, mucha gente va con máscaras lo cual le da un toque muy veneciano pero lo cierto es que viene de tradición propia. Otra tradición propia, que no me ha quedado muy clara es lo de los collares de cuentas (beads) se reparten como caramelos en la cabalgata de Reyes y la verdad es que les gustan tanto a niños como adultos pero no he podido encontrar su significado (aún) sin embargo no deja de ser un distintivo de esta fiesta y a mí los colores brillantes de estos collares me encantan. De hecho, en San Patricio (que está a la vuelta de la esquina) también se usa mucho lo de los collares de cuentas, pero por supuesto, sólo en color verde.

[Por supuesto, con lo que a mí me gustan los disfraces,
no pude resistirme a la tentación de las máscaras.]

-Stay toon for more-

miércoles, 2 de febrero de 2011

Mis crocs y yo…

Creo que soy incapaz de enumerar las veces que he podido decir “qué cosas más fea” refiriéndome a las Crocs. Para los que no sepan, son uno tipo de zueco con huecos hecho de un material extraño que debe de ser una mezcla entre espuma y caucho. Son bastante famosas, así que seguro que en algún momento de vuestras vidas las habréis visto. Sino mirad en Google. Jejeje.
 
El caso, que me he quejado hasta saciedad de lo feas que son y de lo cutres que deben de ser los estadounidenses como para comprarse no sólo un par, sino los necesarios para conjuntarlo con casi todo. De hecho, estuve a punto de unirme a un grupo de Facebook titulado: “no me importa lo cómodas que sean, te ves ridículo con ellas” y sin embargo, a pesar de mi firme oposición a los susodichos zapatos, debo confesar una cosa:
 
[Mi primer par de crocs]

Que nadie se asuste y piense que después de un año han conseguido lavarme el cerebro y no queda nada de buen gusto en mis neuronas. Como podréis sospechar, la caja para contener un simple par de zuecos es bastante grande. La verdad es que a pesar de mi compra, los zapatos que hicieron famosa la marca me siguen pareciendo feísimos estéticamente pero como bien dice el dicho: Renovarse o morir. No sólo me ha tocado renovarme a mí, también la marca de los cocodrilos en vista del éxito, han ampliado líneas de producto y yo... bueno, digamos que tras un terrible e inexplicable accidente con mis botas de agua he tenido que sustituirlas.

[Fieles a la marca, son ligeras, extremadamente cómodas y supuestamente indestructibles.]

Debo de aclarar que estoy muy satisfecha con mi compra, no sólo me parecen bonitas y no pesan nada, sino que tal y como afirma la marca son muy cómodas y esperemos que resistentes. Porque mis difuntas botas de agua no han llegado a cumplir el año. La verdad es que su ruptura me sorprendió ya que estaba convencida que el caucho estaba fabricado a prueba de todo, pero al parecer la mezcla calor-frio/seco-húmedo deterioran a cualquiera.

A rey muerto, rey puesto y mañana pienso ir a trabajar con ellas. Por supuesto como persona seria y adulta que supone que soy, irán por debajo del pantalón pero la niña que vive dentro de mí podrá presumir de sonrisa y de la compra de un “accesorio” por supuesto completamente innecesario. No sé si sabéis que desde hace un tiempo se venden una especie de botones para decorar a gusto cualquier zapato de esta marca. Pues bien, he caído en la trampa y no pude resistirme a personalizar mis botas nuevas. Os dejo con una foto de mis “jibbitz” que es como se llaman los botoncitos.

[The Green Frog]

-Stay toon for more-