lunes, 19 de julio de 2010

El mundial que bien vale un post!

Waka-Waka!!! A estas alturas del verano, es imposible haber odio más del mundial pero con la de alegrías que nos ha traído no podía evitar escribir un post a nuestra querida selección. La verdad es que en cierto modo me dio un poco de rabia no estar en Madrid para celebrar por todo lo alto, pero después de saltar y chapotear en la fuente de DuPont Circle… tuve un momento de serenidad mental y me dí cuenta que en el fondo, mejor estas en Washington. Aquí, la comunidad española se unió en cánticos y celebraciones que bien pudieron cubrir el vacío patrio. En la fuente nos dedicamos a mojar a extraños, brincar abrazados de desconocidos y hasta italianos o colombianos cantaron orgullosos el “yo soy español”. De haber estado en Madrid, probablemente no hubiéramos salido de la piscina. Eso de bajar hasta el centro de la ciudad, con la euforia colectiva desatada, probablemente me hubiera dado bastante pereza.

Pero estoy adelantando acontecimientos… para este post hay que retroceder al primer partido de la selección en el mundial. Para empezar como es debido este post, hemos de trasladarnos hasta el único partido que perdimos en este mundial. El terrible España-Suiza que a más de uno nos hizo pensar que no pasaríamos de la fase de grupos. De hecho, recuerdo perfectamente como durante el partido, los simpáticos de la televisión estadounidense se dedicaron a pasar estadísticas fatales tales como “ningún equipo que ha perdido en su primer partido ha llegado a la final” pero como sabemos, con la furia nadie puede.

Lógicamente, después del susto contra Suiza, decidí cambiar mi estrategia y hacer promesas por cada partido que fuéramos ganando. Además de las buenas intenciones por mi parte, me llegó desde Brasil un regalo fantástico que ya anticipaba el apoyo por parte del equipo del Jogo Bonito
 
[Equipación española con sabor 100% havaiano]

Para el partido contra Honduras, decidimos crear una pequeña resistencia española en casa de Vicky (eso de ver los partidos en solitario no era muy emocionante) Además, la pantalla gigante de nuestra anfitriona era un atractivo muy tentador para seguir los partidos. 
 
[Y nos vestimos de rojo]

En el partido corta Chile hubo un par de momentos confusos ya que ellos también son “la roja” y nos costaba interiorizar que estábamos jugando con el azul. Ganamos y pasamos a octavos. Ahora sí que ha empezado el mundial. 
 
[La furia sólo hay una. Resultado: España 2, Chile 1]

Debido a incompatibilidad de horarios, el partido contra Portugal lo tuve que ver sola en casa para poder llegar a tiempo a clase, pero eso no impidió que sacáramos la artillería roja. Y pasáramos a cuartos.
 
[Con las uñas cual bandera y clavelitos en el pelo,
mandamos a los lusos de vuelta a casa]

La selección guaraní (Paraguay) puede que contaran con la motivación de ver a Larissa desnuda, pero nosotros tenemos a San Iker y a una selección con muchas ganas de romper la maldición de los cuartos. Como habíamos ganado a Portugal, en este partido me toco pintarme toda la cara al más puro estilo Braveheart. Sólo comentar que fue todo un orgullo subirme a un autobús repleto de gente con los colores de un equipo ganador.
 
[¡¡Estamos en semifinales!!]

Para enfrentarnos en condiciones contra Alemania, María y yo decidimos acompañar el partido con unas cervezas y elegimos un bar irlandés cerca de mis clases. Casualidades de la vida, éramos las únicas que apoyábamos a la roja en todo el local. Por suerte los alemanes se lo tomaron con filosofía y al final hasta nos hicimos amigos. 
 
[¿Será que los sueños sí se cumplen?]

Sobre la final, que os puedo decir… El nivel de nervios era máximo. Y por supuesto todo el grupo internacional de DC estaba con España. Como era la primera vez en la historia que llegábamos tan lejos en un mundial, decidimos prepararlo a lo grande y nos reunimos todos en un bar de deportes con pantalla gigante en Georgetown.
 
[Que la fuerza (roja) te acompañe]

Si nuestro grupo ya de por sí era numeroso, imaginaros la previa del partido al tomar el piso de arriba como bastión de apoyo a la selección. Todo aquel que aparecía por las escaleras era preguntado sobre su fidelidad y “bautizado” con unas banderitas en las mejillas. Al principio la gente era reticente a dejarse pintar por una extraña disfrazada de bandera, pero según la gente iba llegando y la hora del partido se acercaba, los recién llegados se acercaban a nuestra mesa preguntando por la “chica de las pinturas”.
 
[Lógicamente, los fans naranjas
no eran muy bien recibidos en nuestro piso]

De hecho, durante el descanso, hubo un valiente que me pidió cambiar las banderas por un diseño más agresivo: la cara entera. Las esperanzas en llegar a ser campeones iban en aumento y cada vez que el inglés sacaba un tarjeta, el bar entero comenzaba a corear “Oé, Oé, Oé” con alguna versión de “ole, ole” claro. Sobra decir que cuando por fin, el arbitro saco el cartón rojo para la naranja mecánica hubo mucho más que miradas de odio por parte de los valientes (o insensatos) que seguían en nuestra zona.
 
[Todos con la selección]

Después, llegamos a la prorroga y por un momento sentí que el sueño del mundial iba a desaparecer en los penaltis. Pero llegó Iniesta e hizo historia. La euforia se desató, el suelo vibro con el salto colectivo y hasta alguna jarra de cerveza sirvió de baño de gloria. Abrazos, gritos y muchas sonrías. Cuatro minutos más y el partido se acabaría dejando a la selección en lo más alto del mundo.
 
[Celebración en Dupont Circle]

Tal y como se había pactado, al finalizar la entrega de la copa, pusimos rumbo a Dupont donde habíamos sido convocados en caso de ganar y bueno, lo siguiente creo que se vivió en cualquier rincón del mundo donde hubiera un español. Saltos, canciones, abrazos, gritos, sonrisas y agua (mucha agua). Hasta los no-españoles se sintieron ganadores y no dudaron en celebrar con los expatriados como uno más. Niños, jóvenes y no tan niños se lanzaron sin dudar al agua. Literalmente, una marea roja tomó la plaza y entre brincos y canciones fuimos encontrando a más de una cara conocida.
 
 [Campeones, gracias por todas las alegrías de este mundial.]

-Stay toon for more-

sábado, 10 de julio de 2010

Feliz Cumpleaños US of A

Anoche no paró de llover. Volvimos de fiesta a eso de las 2 de la mañana y hasta que conseguí quedarme dormida a las 6, el sonido de la lluvia contra la ventana me hizo preguntarme cómo es posible que el tiempo pueda cambiar tanto en tan poco tiempo.

Sé que este post significará un salto importante en el tiempo y destruirá el eje cronológico que hasta ahora había seguido para relatar mis aventuras por este lado del mundo, pero si no lo hago, creo que me costará demasiado tiempo ponerme al día y muchas de las historias divertidas que tengo que contaros se perderán en la memoria pez que tengo. Sé que la última vez que escribí, había prometido “volver” y no permitir que pasara tanto tiempo sin actualizar el blog pero de verdad no he parado de hacer cosas y no parece que la dinámica vaya a cambiar. También sé que antes de escribir sobre el 4 de julio debería escribir un post sobre las últimas semanas del trimestre de primavera. Sé que debería contaros el éxito de mi clase de sevillanas y como tras sólo dos meses y medio de clase mis pupilos actuaron en la iParty siendo el único grupo que hizo un bis durante la noche.

[Clase de Sevillanas G-town Spring 2010]

Tengo muy presente que antes de hablar sobre esta semana, debería hablar sobre lo que es el día de Georgetown, sobre la fiesta que se monta en el campus, la cantidad de comida, actividades y cosas que se pueden hacer a celebrar el orgullo de pertenecer a la familia de los Hoyas. Sé que debería contaros sobre el artículo que una estudiante de master de periodismo hizo sobre mi iniciativa para mezclar las diferentes culturas presentes en la universidad y unirlas con la música o el baile. También sé que os debería hablar de la fiesta de graduación y la entrega de premios que los de mi programa se inventaron para darle aún más glamour a la noche y por supuesto debería hablaros de mi primer Bridal Shower o como lo llamaríamos en España, mi primera despedida de soltera.

[Lo que ocurre entre señoritas, sólo lo saben las señoritas]

Sin embargo, he llegado a la conclusión de que si no cambio la tendencia de contar todo en orden cronológico se me van a acumular demasiadas historias y jamás podré escribir un post sobre la fiesta del bigote en Madrid, la fiesta de la Toga en Hong Kong, mis viajes por Beijing o el road-trip aventura de ir a la playa en Dewey Beach. Esos post llegaran, pero si no paro en seco y re-estructuro la maquinaria no podré contaros detalles tan poco importantes como el hecho de que me he sacado el carnet de conducir del estado de Virginia (válido en el resto de estados de esta gran unión)

 [Ahora sólo falta hacerme con un coche]

Lo dicho, el tiempo cambia (y pasa) muy rápido. En el último post os contaba cómo iba a empezar el mundial y mañana se juega la final. Histórica, por cierto, ya que España está en ella. El mes de junio se ha derretido delante de mis ojos y apenas he podido darme cuenta. A lo mejor, es porque mi cerebro con los 38ºC que hemos sufrido en los últimos días no piensa con mucha claridad pero la verdad es que este verano se me está pasando volando.

Hace una semana llegó María a Washington y juntas celebramos el cumpleaños de la nación. Un amigo nos invito a una fiesta 100% estadounidense y los colores de la patria estaban por todas partes.

[No sé hasta que punto comerte la bandera sea legal, pero bueno.]

[Los gorritos y las banderas no podían faltar en semejante fecha.]

El domingo por la mañana fuimos a ver el desfile del 4 de julio y debo de decir que comparado con el de Memorial Day, deja bastante que desear. En esta ocasión no hubo soldaditos, marineros, ni aviadores marchando en perfecta armonía. Sí hubo un par de bandas que recordaban bastante a los desfiles en Disney pero no nos regalaron ninguna banderita. Supongo porque el negocio ese día era venderlas mientras que en Memorial Day es un orgullo para los Boy Scout repartirlas entre los asistentes.

[El tío Sam, por supuesto, no se perdió la fiesta nacional.]

En la noche del 4 de julio, el plan de todo el mundo es ir a ver los fuegos artificiales. Algunos insensatos se arman de valor y deciden verlos desde el National Mall pero esa es una locura sólo para valientes guerreros. Nosotras, por cortesía de Mariana (mi amiga boliviana que lleva 10 años viendo en DC) nos fuimos a una fiesta en un penthouse en el barrio de Georgetown donde disfrutamos de una vistas, más que bonitas, maravillosas.

[El Glamour... es lo que tiene celebrar en un "roof - top".]

-Stay toon for more-