Waka-Waka!!! A estas alturas del verano, es imposible haber odio más del mundial pero con la de alegrías que nos ha traído no podía evitar escribir un post a nuestra querida selección. La verdad es que en cierto modo me dio un poco de rabia no estar en Madrid para celebrar por todo lo alto, pero después de saltar y chapotear en la fuente de DuPont Circle… tuve un momento de serenidad mental y me dí cuenta que en el fondo, mejor estas en Washington. Aquí, la comunidad española se unió en cánticos y celebraciones que bien pudieron cubrir el vacío patrio. En la fuente nos dedicamos a mojar a extraños, brincar abrazados de desconocidos y hasta italianos o colombianos cantaron orgullosos el “yo soy español”. De haber estado en Madrid, probablemente no hubiéramos salido de la piscina. Eso de bajar hasta el centro de la ciudad, con la euforia colectiva desatada, probablemente me hubiera dado bastante pereza.
Pero estoy adelantando acontecimientos… para este post hay que retroceder al primer partido de la selección en el mundial. Para empezar como es debido este post, hemos de trasladarnos hasta el único partido que perdimos en este mundial. El terrible España-Suiza que a más de uno nos hizo pensar que no pasaríamos de la fase de grupos. De hecho, recuerdo perfectamente como durante el partido, los simpáticos de la televisión estadounidense se dedicaron a pasar estadísticas fatales tales como “ningún equipo que ha perdido en su primer partido ha llegado a la final” pero como sabemos, con la furia nadie puede.
Lógicamente, después del susto contra Suiza, decidí cambiar mi estrategia y hacer promesas por cada partido que fuéramos ganando. Además de las buenas intenciones por mi parte, me llegó desde Brasil un regalo fantástico que ya anticipaba el apoyo por parte del equipo del Jogo Bonito.
Pero estoy adelantando acontecimientos… para este post hay que retroceder al primer partido de la selección en el mundial. Para empezar como es debido este post, hemos de trasladarnos hasta el único partido que perdimos en este mundial. El terrible España-Suiza que a más de uno nos hizo pensar que no pasaríamos de la fase de grupos. De hecho, recuerdo perfectamente como durante el partido, los simpáticos de la televisión estadounidense se dedicaron a pasar estadísticas fatales tales como “ningún equipo que ha perdido en su primer partido ha llegado a la final” pero como sabemos, con la furia nadie puede.
Lógicamente, después del susto contra Suiza, decidí cambiar mi estrategia y hacer promesas por cada partido que fuéramos ganando. Además de las buenas intenciones por mi parte, me llegó desde Brasil un regalo fantástico que ya anticipaba el apoyo por parte del equipo del Jogo Bonito.
[Equipación española con sabor 100% havaiano]
Para el partido contra Honduras, decidimos crear una pequeña resistencia española en casa de Vicky (eso de ver los partidos en solitario no era muy emocionante) Además, la pantalla gigante de nuestra anfitriona era un atractivo muy tentador para seguir los partidos.
[Y nos vestimos de rojo]
En el partido corta Chile hubo un par de momentos confusos ya que ellos también son “la roja” y nos costaba interiorizar que estábamos jugando con el azul. Ganamos y pasamos a octavos. Ahora sí que ha empezado el mundial.
[La furia sólo hay una. Resultado: España 2, Chile 1]
Debido a incompatibilidad de horarios, el partido contra Portugal lo tuve que ver sola en casa para poder llegar a tiempo a clase, pero eso no impidió que sacáramos la artillería roja. Y pasáramos a cuartos.
[Con las uñas cual bandera y clavelitos en el pelo,
mandamos a los lusos de vuelta a casa]
La selección guaraní (Paraguay) puede que contaran con la motivación de ver a Larissa desnuda, pero nosotros tenemos a San Iker y a una selección con muchas ganas de romper la maldición de los cuartos. Como habíamos ganado a Portugal, en este partido me toco pintarme toda la cara al más puro estilo Braveheart. Sólo comentar que fue todo un orgullo subirme a un autobús repleto de gente con los colores de un equipo ganador.
[¡¡Estamos en semifinales!!]
Para enfrentarnos en condiciones contra Alemania, María y yo decidimos acompañar el partido con unas cervezas y elegimos un bar irlandés cerca de mis clases. Casualidades de la vida, éramos las únicas que apoyábamos a la roja en todo el local. Por suerte los alemanes se lo tomaron con filosofía y al final hasta nos hicimos amigos.
[¿Será que los sueños sí se cumplen?]
Sobre la final, que os puedo decir… El nivel de nervios era máximo. Y por supuesto todo el grupo internacional de DC estaba con España. Como era la primera vez en la historia que llegábamos tan lejos en un mundial, decidimos prepararlo a lo grande y nos reunimos todos en un bar de deportes con pantalla gigante en Georgetown.
[Que la fuerza (roja) te acompañe]
Si nuestro grupo ya de por sí era numeroso, imaginaros la previa del partido al tomar el piso de arriba como bastión de apoyo a la selección. Todo aquel que aparecía por las escaleras era preguntado sobre su fidelidad y “bautizado” con unas banderitas en las mejillas. Al principio la gente era reticente a dejarse pintar por una extraña disfrazada de bandera, pero según la gente iba llegando y la hora del partido se acercaba, los recién llegados se acercaban a nuestra mesa preguntando por la “chica de las pinturas”.
[Lógicamente, los fans naranjas
no eran muy bien recibidos en nuestro piso]
De hecho, durante el descanso, hubo un valiente que me pidió cambiar las banderas por un diseño más agresivo: la cara entera. Las esperanzas en llegar a ser campeones iban en aumento y cada vez que el inglés sacaba un tarjeta, el bar entero comenzaba a corear “Oé, Oé, Oé” con alguna versión de “ole, ole” claro. Sobra decir que cuando por fin, el arbitro saco el cartón rojo para la naranja mecánica hubo mucho más que miradas de odio por parte de los valientes (o insensatos) que seguían en nuestra zona.
[Todos con la selección]
Después, llegamos a la prorroga y por un momento sentí que el sueño del mundial iba a desaparecer en los penaltis. Pero llegó Iniesta e hizo historia. La euforia se desató, el suelo vibro con el salto colectivo y hasta alguna jarra de cerveza sirvió de baño de gloria. Abrazos, gritos y muchas sonrías. Cuatro minutos más y el partido se acabaría dejando a la selección en lo más alto del mundo.
[Celebración en Dupont Circle]
Tal y como se había pactado, al finalizar la entrega de la copa, pusimos rumbo a Dupont donde habíamos sido convocados en caso de ganar y bueno, lo siguiente creo que se vivió en cualquier rincón del mundo donde hubiera un español. Saltos, canciones, abrazos, gritos, sonrisas y agua (mucha agua). Hasta los no-españoles se sintieron ganadores y no dudaron en celebrar con los expatriados como uno más. Niños, jóvenes y no tan niños se lanzaron sin dudar al agua. Literalmente, una marea roja tomó la plaza y entre brincos y canciones fuimos encontrando a más de una cara conocida.
[Campeones, gracias por todas las alegrías de este mundial.]
-Stay toon for more-
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