Tengo taaaaantas cosas por contar que no sabría por donde empezar, o al menos eso era lo que pensaba al subirme al metro de vuelta a casa después de estar 10 horas revoloteando por mi nueva ciudad. Pero entonces mis dudas se han disipado. Me han entrado los calores, me he mareado y a punto he estado de encontrarme realmente mal y tener que dejar de caminar para simplemente concentrarme en respirar profundamente. Normal que lo de Copenhagen haya sido un fracaso. Mucho diremos que estamos preocupados por el cambio climático y aquí los yanquis se lo pasan de lujo dándole al termostato. Tal vez es porque lo tienen en Fahrenheit y no se enteran, pero presiento que voy a tener que mejorar mis técnicas para luchar contra el frío o me voy a poner mala muy pronto. El caso es que no se puede estar a -2ºC en la calle y a 38ºC dentro de cualquier sitio. Sobre todo si al revisar el tiempo por la mañana te has consagrado a la operación cebolla y has decidido ataviarte con 3 camisetas, unos legins y leotardos por debajo de la ropa "normal".
En fin, una vez superado el sofoco y ordenado un poco los pensamientos, supongo que lo más sencillo será comenzar en orden cronológico:
Lo del domingo (el viaje de ida) no pensé que fuera a ser algo tan complicado como al final resultó ser. La verdad es que por lo general suelo dormir los vuelos desde el momento de abrocharse el cinturón para el despegue hasta que todo el mundo se pone de pie compitiendo en velocidad a la hora de desembarcar, pero por algún motivo en el vuelo de ayer sólo dormí 2 de las 8 horas de viaje el cual se me hizo especialmente largo y aburrido ya que mi pantallita personalizada con capacidad para elegir hasta unas 15 películas murió al aparecer los créditos de la primera :S
Una vez llegados a Philadelphia, pensé que lo más “difícil” o “complicado” de la entrada a la gran nación de las libertades sería pasar el control de los pasaportes sin sentirte como un terrorista en potencia. Error. En realidad me hicieron sentir como una de las niñas de Obama que volvían a casa después de las vacaciones y claro, me ilusioné y caí en la trampa. Bajé la guardia y cuando me disponía a cruzar tan campantemente por la puerta de “nada que declarar” en aduanas, otro siempre amable oficial, me indica que por perteneces al vuelo de Madrid tengo que ponerme a la cola de unos 40 minutos de largo y pasar por el control de “algo que declarar”. Esta claro que los estadounidenses no quieren que disfrutemos lejos de casa de nuestro preciado jamón, pero debo de confesar que me río de sus medidas de seguridad anti-porcina. Cuando nos pusieron a la cola de traficantes de Porky, un grupo de estudiantes detrás de mí empezó a entrar en pánico. Claro, aprovechando las navidades habían llenado sus alforjas y negando las preguntas del formulario de aduanas ya se veían en la cárcel. Concretamente uno de ellos que transportaba un rico kilo de jamón Serrano, estuvo a puntito de confesarse culpable y entregarse a las autoridades sino hubiera sido por la presión y la malicia del grupo. El típico “si nos pillan nos lo comemos” sonó tantas veces en los eternos 40 minutos de cola que mis tripas empezaron a bailar de contento dando por hecho que al final se descubriría el pastel y tocaría repartir. Pero no. Mucho rayos X y scanner polémico pero el kilito de Jabugo paso sin ningún problema y mis papilas gustativas se quedaron con las ganas. Una vez superada la odisea de los trapicheos gastronómicos, los españoles nos dividimos en nuestras diferentes conexiones aéreas y parecía que por fin volvíamos a ser ciudadanos normales. Hasta que giramos una esquina y nos encontramos con otra eterna cola. Al principio no entendíamos bien para que hasta que poco a poco y muy lentamente fuimos llegando a su final para descubrir que los líquidos, que no habíamos tenido ocasión de adquirir, seguían sin estar permitidos. Afortunadamente tenía tres horas desde que aterricé hasta que salió mi vuelo rumbo a Washington y sólo tuve que esperar 15 minutos para embarcar. (Nota resumen importante para futuros viajeros: las conexiones con mucho tiempo)
Superados todos los controles imaginables, el vuelo a DC no duro ni una partida en la DS; tras 25 minutos en el aire el capital avisa que vamos a aterrizar y diez minutos después tocamos tierra. El resto de la noche afortunadamente transcurrió sin grandes sobresaltos pero el jet lag hizo tal mella en mi organismo que para cuando llegue a mi casa de adopción todo a mí alrededor daba vueltas a una velocidad preocupante y la cabeza amenazaba con inmolarse. Por suerte, nada como un delicioso sofá en casa de un amable chileno para recuperarse.
Por cierto, mi casa acogida o alojamiento temporal (como prefiráis) es una maravilla y está a la orden para cualquier amiga (lo siento chicos pero mi anfitrión está soltero y hemos acordado que no puede desaprovechar ninguna oportunidad) jajajaja. Para los que aún no sepan del tema "sofá prestado", gracias a una iniciativa de la oficina Internacional de la universidad, durante los primeros días me estoy quedando en casa de un chico chileno que se llama Juan Guillermo. Es tremendamente simpático y amable. Supongo que es el gen latino, pero aunque apenas nos conocemos, es como quedarse en casa de un viejo amigo. Las conversaciones son espontáneas y muy divertidas (nada como los cotilleos y romances para unir a la gente)
Creo que por el momento hay información más que suficiente sobre mis primeras horas en suelo deEstados Unidos. La verdad es que me he excedido un poco pero espero que al menos os haya entretenido ;) Prometo postear mañana con fotos y un resumen de lo que he hecho hoy, lo cual incluye primer paseo en metro, visita de la que será mi futura casa y por supuesto primera reunión informativa en la universidad.
En fin, una vez superado el sofoco y ordenado un poco los pensamientos, supongo que lo más sencillo será comenzar en orden cronológico:
Lo del domingo (el viaje de ida) no pensé que fuera a ser algo tan complicado como al final resultó ser. La verdad es que por lo general suelo dormir los vuelos desde el momento de abrocharse el cinturón para el despegue hasta que todo el mundo se pone de pie compitiendo en velocidad a la hora de desembarcar, pero por algún motivo en el vuelo de ayer sólo dormí 2 de las 8 horas de viaje el cual se me hizo especialmente largo y aburrido ya que mi pantallita personalizada con capacidad para elegir hasta unas 15 películas murió al aparecer los créditos de la primera :S
Una vez llegados a Philadelphia, pensé que lo más “difícil” o “complicado” de la entrada a la gran nación de las libertades sería pasar el control de los pasaportes sin sentirte como un terrorista en potencia. Error. En realidad me hicieron sentir como una de las niñas de Obama que volvían a casa después de las vacaciones y claro, me ilusioné y caí en la trampa. Bajé la guardia y cuando me disponía a cruzar tan campantemente por la puerta de “nada que declarar” en aduanas, otro siempre amable oficial, me indica que por perteneces al vuelo de Madrid tengo que ponerme a la cola de unos 40 minutos de largo y pasar por el control de “algo que declarar”. Esta claro que los estadounidenses no quieren que disfrutemos lejos de casa de nuestro preciado jamón, pero debo de confesar que me río de sus medidas de seguridad anti-porcina. Cuando nos pusieron a la cola de traficantes de Porky, un grupo de estudiantes detrás de mí empezó a entrar en pánico. Claro, aprovechando las navidades habían llenado sus alforjas y negando las preguntas del formulario de aduanas ya se veían en la cárcel. Concretamente uno de ellos que transportaba un rico kilo de jamón Serrano, estuvo a puntito de confesarse culpable y entregarse a las autoridades sino hubiera sido por la presión y la malicia del grupo. El típico “si nos pillan nos lo comemos” sonó tantas veces en los eternos 40 minutos de cola que mis tripas empezaron a bailar de contento dando por hecho que al final se descubriría el pastel y tocaría repartir. Pero no. Mucho rayos X y scanner polémico pero el kilito de Jabugo paso sin ningún problema y mis papilas gustativas se quedaron con las ganas. Una vez superada la odisea de los trapicheos gastronómicos, los españoles nos dividimos en nuestras diferentes conexiones aéreas y parecía que por fin volvíamos a ser ciudadanos normales. Hasta que giramos una esquina y nos encontramos con otra eterna cola. Al principio no entendíamos bien para que hasta que poco a poco y muy lentamente fuimos llegando a su final para descubrir que los líquidos, que no habíamos tenido ocasión de adquirir, seguían sin estar permitidos. Afortunadamente tenía tres horas desde que aterricé hasta que salió mi vuelo rumbo a Washington y sólo tuve que esperar 15 minutos para embarcar. (Nota resumen importante para futuros viajeros: las conexiones con mucho tiempo)
Superados todos los controles imaginables, el vuelo a DC no duro ni una partida en la DS; tras 25 minutos en el aire el capital avisa que vamos a aterrizar y diez minutos después tocamos tierra. El resto de la noche afortunadamente transcurrió sin grandes sobresaltos pero el jet lag hizo tal mella en mi organismo que para cuando llegue a mi casa de adopción todo a mí alrededor daba vueltas a una velocidad preocupante y la cabeza amenazaba con inmolarse. Por suerte, nada como un delicioso sofá en casa de un amable chileno para recuperarse.
Por cierto, mi casa acogida o alojamiento temporal (como prefiráis) es una maravilla y está a la orden para cualquier amiga (lo siento chicos pero mi anfitrión está soltero y hemos acordado que no puede desaprovechar ninguna oportunidad) jajajaja. Para los que aún no sepan del tema "sofá prestado", gracias a una iniciativa de la oficina Internacional de la universidad, durante los primeros días me estoy quedando en casa de un chico chileno que se llama Juan Guillermo. Es tremendamente simpático y amable. Supongo que es el gen latino, pero aunque apenas nos conocemos, es como quedarse en casa de un viejo amigo. Las conversaciones son espontáneas y muy divertidas (nada como los cotilleos y romances para unir a la gente)
Creo que por el momento hay información más que suficiente sobre mis primeras horas en suelo deEstados Unidos. La verdad es que me he excedido un poco pero espero que al menos os haya entretenido ;) Prometo postear mañana con fotos y un resumen de lo que he hecho hoy, lo cual incluye primer paseo en metro, visita de la que será mi futura casa y por supuesto primera reunión informativa en la universidad.
-stay toon for more-
Kts!!!! sigue contándonos tu vida asi que me entretiene mucho!!!jajaja, Me ha entrado hambre hasta a mi con la historia del jamón!!! bueno, me alegro de que llegases (no voy a decir "bien")si no, que llegases, que es lo importante, y espero que todo te vaya genial y nos mantengas al día!!!
ResponderEliminarun beso enorme! Carmen
ooohhh kata que bien!!!tu sigue escribiendo en español y que sepas que en españa no estamos a mas grados que alli (por lo menos en madrid) asique sientete como en casa...
ResponderEliminar(Solo puedo poner anonimo? me tengo que hacer un blog de esos para que ponga mi nombre? si mi vida es muy aburrida....)
Isa P.
Estimada KTS, es la primera vez que leo tu blog y es increible. Me has dejado ANONADADO, no sabía yo esta faceta tuya.
ResponderEliminarTe deseo una gran estadía en Washington y espero que aproveches y explotes esta faceta tuya de cómo explotar el buen y adecuado uso de las palabras.
Un beso muy fuerte, te quiere, tu hermano,
Juango.